En una sociedad global e interconectada, el sector logístico es especialmente relevante para entender el funcionamiento de la economía moderna. Los países europeos, gracias a su elevado nivel de desarrollo, disponen de una posición privilegiada que les permite afrontar el futuro con garantías. La industria es competitiva y tiene claros sus desafíos estratégicos. Innovación, infraestructuras, digitalización, creación de redes e integración de las cadenas de suministro son aspectos clave a tener presentes. El papel de las instituciones públicas resulta también decisivo, puesto que deben no solo acompañar sino potenciar las iniciativas del sector privado para asegurar su competitividad global. Todo ello debe entenderse, además, en un contexto fuertemente cambiante y donde las competencias de los profesionales logísticos marcarán, sin lugar a dudas, los éxitos del mañana.