Las universidades pueden ser consideradas un elemento clave para promover el desarrollo sostenible por medio de la educación, la investigación, la innovación y el liderazgo social. En este artículo, centrado en el ámbito educativo, discutimos la necesidad de proporcionar a los estudiantes los conocimientos y las habilidades necesarias para poder comprender y abordar los retos que plantea la sostenibilidad. Para ello, será muy importante introducir la sostenibilidad –y también otros conceptos relacionados– en los currículums universitarios y, en especial, en las enseñanzas de Economía y Empresa, en las que en estos momentos se están formando los futuros líderes empresariales. Por este motivo, el artículo que se presenta tiene un doble objetivo, por un lado, dar respuesta a la pregunta: qué estamos enseñando sobre esta temática en las universidades y, en concreto, en las enseñanzas de Economía y Empresa; y por otro: cómo lo estamos integrando en los planes de estudios. El artículo hace un repaso en el tiempo de las principales materias que han tratado esta temática –desde la ética empresarial hasta los criterios ASG, pasando por la RSC–, y plantea diferentes estrategias para integrar estos contenidos en los planes de estudios.
En una coyuntura socioeconómica como la actual, es difícil entender el futuro de las organizaciones sin tener en consideración la responsabilidad social. Mirar a este futuro con ciertas garantías de éxito requiere echar la vista atrás para aprender y coger impulso. En este artículo se presenta la evolución de la responsabilidad social durante los últimos veinticinco años, analizando las iniciativas internacionales y nacionales, los instrumentos legislativos y el marco autorregulador, el progreso en el compromiso y nivel de implicación de las organizaciones, así como las consecuencias de la COVID-19. Se constata un avance importante, con organizaciones que son cada vez más conscientes del impacto de sus actividades, tomando decisiones socialmente responsables más allá de las obligaciones legales. No obstante, todavía queda mucho por hacer en la gestión de una responsabilidad social que garantice la sostenibilidad y el desarrollo sostenible en el medio y largo plazo.