A lo largo de la última década, se han generado grandes cambios en el sector empresarial ante la irrupción de la economía de las plataformas. Gigantes del comercio electrónico y modelos de negocio basados en aplicaciones se han convertido en espacios fundamentales de la actividad económica contemporánea, pues facilitan el consumo en términos de conveniencia, inmediatez y disponibilidad. Sin embargo, estas nuevas formas de organización de los servicios, extraordinariamente cómodas para el consumidor, tienen unos efectos controvertidos en la organización del trabajo. En este artículo, se realizará una reflexión crítica en torno a los nuevos trabajos emergentes en el sector de la economía de plataformas, en la que se enfatizará, sobre todo, la importancia del imaginario del consumo como motor decisivo de estos cambios en el empleo.
Airbnb se considera la empresa de turismo de mayor valor en la historia y es el epítome de la economía de plataforma en el turismo, un sector sumido en la crisis ocasionada por la pandemia de COVID-19. El presente artículo presenta el contexto actual de la investigación internacional centrada en Airbnb, describiendo para ello el origen, el estado actual y la posible evolución de la oferta de la plataforma durante y después de la pandemia. Los datos de la oferta mundial de Airbnb en 2018, 2019 y 2020 fueron obtenidos de la plataforma por el método de extracción de datos web (scraping); estos revelaron que el crecimiento dinámico de la oferta de alojamiento se detuvo en el último año. En el transcurso de la pandemia, la oferta de la plataforma ha seguido registrando una dispersión geográfica hacia mercados menos saturados y zonas rurales. Los pisos y los apartamentos enteros siguen siendo cada vez más predominantes en la estructura de las ofertas listadas en la plataforma, mientras que el descenso en el porcentaje de ofertas de anfitriones con ofertas múltiples indica una desaceleración en el proceso de profesionalización de la oferta.
El del transporte urbano de pasajeros con vehículos turismo (taxi y VTC) es, seguramente, el sector donde la irrupción de la economía colaborativa –o, si se prefiere decir así, las plataformas digitales– ha dado lugar a controversias más encendidas, medidas regulatorias más cuestionables y un mayor número de pleitos. En el presente trabajo se hace un breve repaso de las cuestiones regulatorias más candentes que se han planteado, haciendo hincapié en las que todavía están pendientes de resolución en un sentido que no parece fácil avizorar.
La regulación del trabajo se ha construido sobre una dicotomía asalariado-autónomo que está siendo superada por el desarrollo de nuevas formas de empleo. Entre estas destacan las vinculadas con nuevos modelos económicos, como la economía colaborativa, en la que personas se prestan servicios con un valor económico, pero al margen de los mercados y de los modelos contractuales tradicionales. Estas modalidades de prestación de servicios encuentran un encaje defectuoso en este modelo binario, demandando un marco regulatorio propio. El objetivo de este trabajo es delimitar este problema y plantear algunas posibles alternativas de intervención para resolverlo.
La evolución hacia la empresa-red y la fragmentación del trabajo que se deriva incrementa el número de personas trabajadoras autónomas con relaciones intermitentes entre varios empleadores y con sus posibles compañeros de trabajo. En este contexto emergen los «colectivos de autónomos» o «colectivos de independientes» en contraposición a la narrativa de que los trabajadores autónomos están aislados entre sí. Estos colectivos organizan luchas contra los algoritmos, luchas por los derechos laborales, mutualizan recursos materiales y digitales e incluso se presentan al mercado bajo una marca unificada sin ser una empresa. Al ser formas emergentes de organización, se enfrentan a retos acerca de su reconocimiento como actores en el diálogo social e incluso se les acusa de actuar como cárteles bajo el prisma de la libre competencia. Si bien sus formas actuales es probable que no sean las formas definitivas, podemos intuir que los «colectivos de autónomos» tienen y tendrán un papel relevante para definir las formas de trabajar y de vivir en el futuro.
Plataformas como Glovo, Deliveroo y UberEats dedicadas a la entrega a domicilio se han implantado en ciudades de todo el mundo. Su expansión ha ido acompañada de un impacto sobre los derechos de los trabajadores y trabajadoras, en lo que se considera capitalismo de plataforma. Aun así, existen alternativas democráticas vinculadas a la economía social y solidaria y a los comunes digitales. Este artículo analiza las calidades democráticas de cuatro plataformas alternativas de entrega a domicilio que tienen sede en Europa (CoopCycle, CILFé, Crow y Mensakas). Por un lado, los resultados muestran que estas plataformas tienen en consideración los derechos de sus trabajadores y trabajadoras y, por lo tanto, son una alternativa al capitalismo de plataforma. Por otro lado, se demuestra que estas plataformas tienen retos importantes, especialmente en relación con su sostenibilidad económica y escalabilidad.
Aunque esas estructuras que ahora llamamos plataformas han estado presentes siempre en algunos sectores, es a partir de la instauración de la economía digital que han pasado a jugar un papel protagonista en nuestras vidas. Sin entender los mecanismos que rigen la dinámica de las plataformas digitales, que son distintos de los asociados a la economía más tradicional, se hace difícil comprender muchos aspectos del funcionamiento de la economía actual. El objetivo de este artículo es ofrecer una introducción a la idea de plataforma y a sus características. Primeramente, revisamos el concepto general de plataforma, las especificidades de las plataformas digitales y las particularidades de su funcionamiento. En segundo lugar, describimos las características de las plataformas que nos parecen más relevantes para entender sus efectos sociales y económicos. Finalmente, escogemos tres de estas características (el grado de digitalización, la apertura en cuanto a acceso, provisión, uso y distribución, y sus mecanismos de gobernanza) para elaborar una propuesta de clasificación de las plataformas que pretendemos que contribuya a ordenar un poco nuestra concepción del fenómeno. El esquema de clasificación lleva a la definición de distintos tipos de plataformas que se comportan de manera diferente, como demuestran los ejemplos que identificamos para cada uno de ellos. Esperamos que nuestro análisis contribuya a un mejor entendimiento del cambio de paradigma que conlleva la digitalización de la economía.
En este trabajo se ofrece un breve panorama del empleo en las plataformas digitales de microtareas. Las principales cuestiones revisadas son: la lógica económica de estas plataformas; la cuantificación de este tipo de empleo; y el perfil de estos trabajadores y sus condiciones de trabajo. Se finaliza con una breve reflexión sobre los desafíos sociales que plantea este nuevo tipo de empleo.
La economía colaborativa está teniendo en el turismo uno de los campos de expansión de referencia. Los artículos en prensa y en revistas académicas se multiplican ante la repercusión que plataformas como Airbnb, Uber o Blablacar crean a diferentes niveles. Este artículo pretende tratar distintos aspectos del fenómeno. En primer lugar, se realiza un esfuerzo por conocer a qué nos referimos con economía colaborativa o consumo colaborativo; revisaremos para ello desde las definiciones iniciales que abrían la posibilidad a un nuevo paradigma económico hasta las últimas descripciones que introducen la visión comercial y de plataforma. Seguidamente, se analizan tres cuestiones que explican aspectos conexos entre la economía colaborativa y el turismo: el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, el papel de las referencias o calificaciones de usuarios, y la visión disruptiva. Finalmente, se ofrecen unas conclusiones.