Las mujeres han sido invisibles en la medicina, puesto que han estado ausentes del objeto de la investigación biomédica hasta el siglo XX. Hasta la última década del siglo XX, la salud de la mujer se había estudiado y evaluado solo en relación con la salud reproductiva y en torno al embarazo y al parto. No fue hasta los años noventa cuando se empezó a incluir a la mujer en algunos estudios científicos, pero sin considerar sus condiciones de vida y trabajo y su carga psicosocial, claves en la salud. Es importante destacar que las mujeres son bioacumuladores de sustancias tóxicas que afectan a su salud, la de sus descendientes y la de los hijos de estos, tres generaciones en total.