Tradicionalmente, la creación de empresas ha sido un empleo reservado a los hombres, hasta el punto que el número de empresarios que ponen en marcha un negocio dobla al de las empresarias. Esta falta de igualdad no solo es cuantitativa, sino también cualitativa. Más allá de las diferencias biológicas entre ambos sexos, el artículo sondea otras explicaciones –sociológicas–que permitan mejorar la comprensión del porqué de la brecha empresarial de género, así como promover la vocación emprendedora de las mujeres a partir de la toma de conciencia de la posibilidad de revertir este gap.