La moda de la inteligencia artificial está llegando a las administraciones públicas, a pesar de que lo hace a un ritmo más lento que en otros sectores. Hoy ya hay algunas administraciones públicas que usan la inteligencia artificial en el análisis de datos, la toma de decisiones, la detección de fraudes e irregularidades o la prestación de servicios públicos. El uso de la inteligencia artificial genera numerosos retos a las administraciones públicas que deben abordarse, como por ejemplo la opacidad, los sesgos y la discriminación, la mengua de las garantías en la tramitación de los procedimientos administrativos, la responsabilidad por los daños causados en el uso de la inteligencia artificial o su impacto en la ocupación pública. La inteligencia artificial es uno de los fundamentos de la gobernanza inteligente que debe comprender a todas las personas para contribuir a un desarrollo sostenible.