El hecho de que las mujeres no ocupen posiciones de responsabilidad en empresas altamente competitivas del sector tecnológico evidencia la falta de adaptación de las organizaciones a la presente realidad: las mujeres son la mitad de la población y están suficientemente preparadas para ocupar cargos profesionales, pero raramente son bienvenidas. Las explicaciones liberalistas, es decir, maximizadoras del principio de libertad como regulador del mercado, suponen que las mujeres no están porque toman decisiones privadas que implican una falta de ambición o compromiso con las empresas. Frente a esta evidencia sostengo que las organizaciones son estructuras sociales poco saludables, que imponen reglas y valores incapaces de adaptarse a las diferentes realidades de mujeres y hombres que ansían otra cultura organizativa –que acompañe mejor a sus estilos de vida–. Este trabajo aborda esta cuestión aportando evidencias sobre la base de dos ejes generadores de riesgos psicosociales en la sociedad del conocimiento: (1) el desajuste entre las vidas personales y laborales, y (2) el desajuste durante la gestión de las relaciones personales y emocionales, así como de las prácticas cotidianas en las organizaciones, en el ámbito familiar y, en general, en la sociedad. Los resultados de este trabajo muestran que las empresas tecnológicas están haciendo frente a algunos cambios relacionados con el perfil de sus trabajadores, sin embargo, requiere una reflexión más profunda y cambios culturales que abandonen la idea de la existencia de un ideal masculino de profesional.