Este artículo aborda la doble transición –digital y ecológica– como un desafío central para repensar el modelo de desarrollo económico en el siglo XXI. Se argumenta que el crecimiento económico basado en la expansión cuantitativa genera profundas crisis ambientales y desigualdades sociales, lo que hace imprescindible un cambio de paradigma hacia un crecimiento cualitativo. En este marco, se propone reconciliar la digitalización con la sostenibilidad, orientando la transformación tecnológica hacia la mejora de la calidad de vida en lugar de la mera acumulación de riqueza. A partir de una revisión crítica de los impactos de la digitalización y de las limitaciones de los enfoques convencionales de medición del desarrollo, se exploran alternativas para integrar justicia social, límites ecológicos y progreso tecnológico. El artículo contribuye al debate sobre cómo articular un modelo económico que responda a los retos contemporáneos sin reproducir las dinámicas extractivistas del crecimiento tradicional.
La economía circular es una alternativa al modelo linear de «extracción-uso-desecho» de los recursos naturales, que se sustituye por un modelo circular de «reciclar, reutilizar y reparar». La economía circular promete convertir las preocupaciones por la sostenibilidad en sinergias que promueven el crecimiento económico: en vez de proponer frenar la actividad económica para utilizar menos recursos naturales y generar menos residuos y emisiones, los nuevos modelos de negocios circulares supuestamente permitirían seguir utilizando los recursos que se necesitan minimizando el impacto ambiental. A pesar del gran entusiasmo generado por esas promesas en las políticas públicas, la idea de una economía circular es también fuente de mucha controversia a nivel científico, ya que la idea de que es posible recircular la mayoría de los materiales y productos va en contra de las leyes de la termodinámica. Entonces, ¿por qué una idea que genera tanta controversia ha tenido, y sigue teniendo, tanto éxito en las políticas públicas? Durante la crisis económica de la década de 2010, la economía circular podía verse como una oportunidad de seguir legislando en favor del medio ambiente en un momento en el que la crisis económica, el desempleo y la deuda eran las preocupaciones principales. Diez años después, la economía circular se ha convertido en una de las políticas estrella del «Pacto Verde Europeo» y está cada vez más presente en todos los ámbitos, incluyendo las políticas urbanas. En el contexto actual, las sinergias que promete la economía circular pueden ofuscar los retos de la sostenibilidad y crear un debate apolítico.