En la búsqueda constante de una vida más plena y satisfactoria, el ser humano ha descubierto que uno de los caminos más efectivos es a través de la vida en comunidad. La vida en comunidad es mucho más que simplemente habitar un mismo espacio físico. Implica un compromiso compartido hacia el bienestar colectivo, donde cada individuo encuentra no solo apoyo emocional, sino también oportunidades para crecer y desarrollarse plenamente. En este artículo exploraremos cómo la interacción social, la colaboración y el sentido de pertenencia a un grupo pueden influir de manera significativa en nuestra calidad de vida y felicidad, centrando nuestra atención en un modelo particular: el cohousing.
A partir de lo que aporta la psicología positiva, la autora considera que el bienestar personal es una combinación entre el cultivo positivo y responsable de los propios pensamientos, emociones y acciones, de las relaciones que mantenemos con las otras personas y el sentido que le damos a nuestra propia existencia.
El artículo proporciona la comprensión de todos estos ámbitos y cómo contribuyen al estado general de bienestar personal, desde el convencimiento de que la responsabilidad de este bienestar es una decisión personal y nos corresponde a cada uno de nosotros darnos cuenta de su importancia.
Aunque la hacienda pública, entendida como una organización de la actividad financiera del sector público, en su doble vertiente de ingresos y gastos, se puede considerar tan antigua como los primeros estados organizados, se había orientado inicialmente al desarrollo y financiación de actividades relativas a la seguridad exterior, al orden interno, al sistema de justicia y a los gastos relativos al mantenimiento de la jefatura del estado.
Fue necesario esperar a finales del siglo XIX, y con mayor precisión, a la etapa entre las dos guerras mundiales (fundamentalmente a finales de la última) para que hiciera su aparición el Welfare State, el estado del bienestar, tal y como lo conocemos en nuestros días. La intervención estatal ha sido especialmente relevante en: las pensiones y transferencias públicas; los servicios públicos en sanidad; la educación y otras cuestiones sociales; las normas de protección de trabajadores; los consumidores y ciudadanos en general; y las políticas orientadas a incentivar la creación y el acceso al empleo, tanto público como privado.
Sin embargo, la evolución del sector público necesaria para mantener el estado del bienestar ha mostrado una tendencia muy marcada orientada a su crecimiento, que no se ha visto acompañada de la mejora, cuantitativa y cualitativa de los bienes y servicios públicos ofrecidos. A lo largo de las últimas décadas, el estudio de estas cuestiones ha permitido identificar una serie de variables, propias del funcionamiento del propio sistema democrático y de la burocracia, que explican su crecimiento poco eficiente, y que conviene identificar y corregir para obtener un estado del bienestar justo y eficiente.
Este documento analiza la sostenibilidad del sistema de pensiones en España en el marco del estado del bienestar. Se destaca que las pensiones son fundamentales para proporcionar seguridad económica y reducir la pobreza entre la población jubilada. A pesar de esto, se alerta sobre la carencia de recursos para afrontar las obligaciones de pensiones a largo plazo, con el envejecimiento de la población y otros factores demográficos como desafíos principales.
Se subraya que las tensiones financieras del sistema de pensiones español son evidentes, con un aumento constante de personas jubiladas y del gasto en pensiones a lo largo del tiempo, mientras que las afiliaciones a la Seguridad Social tienen un comportamiento más volátil.
Se pone de manifiesto la relación directa entre los cambios demográficos, como el envejecimiento de la población, la baja tasa de fecundidad y la precariedad del sistema de pensiones. Se apunta que las proyecciones demográficas indican una mayor proporción de personas dependientes respecto a los contribuyentes activos, de forma que pone en cuestión la capacidad del sistema para mantener beneficios adecuados.
Para abordar estos desafíos, se propone repensar el estado del bienestar y adoptar políticas públicas sostenibles que promuevan una distribución equitativa de los recursos. Se destaca la importancia de incrementar la edad de jubilación, alargar la vida laboral y vincular las pensiones a la esperanza de vida.
El sistema de educación español, como el de otros países, separa el alumnado en dos tipos de escuelas: las públicas y las privadas (concertadas o no). A las escuelas privadas acceden, mayoritariamente, los descendientes de las familias con más recursos. Este artículo explica cómo este sistema dual es generador y reproductor de desigualdades; valora las posibilidades de sustituir este modelo por uno completamente público; y discute propuestas alternativas: modificaciones fiscales, el cheque escolar y la introducción de medidas de discriminación positiva como método de compensación social, en forma de reserva de plazas de trabajo en las empresas privadas y en las administraciones públicas para las personas formadas en instituciones públicas.
En el presente artículo se examina críticamente la adecuación del producto interno bruto (PIB) como indicador exclusivo del bienestar económico y social, proponiendo la necesidad de integrar enfoques más holísticos en la evaluación del progreso. Se argumenta que, si bien el PIB refleja la capacidad económica de una nación, no aborda aspectos fundamentales como los impactos ambientales, los derechos humanos y las variables culturales. Se menciona la adopción de la felicidad nacional bruta (FNB) por países como Bután y Myanmar como un enfoque pionero que evalúa la calidad de vida desde perspectivas holísticas y psicológicas, distinguiéndose significativamente del PIB tradicional. Además, se discute el índice de desarrollo humano (IDH) como un indicador más inclusivo, que incorpora dimensiones como la esperanza de vida, la educación y el nivel de ingresos, proporcionando así una métrica más integral del progreso humano. Este enfoque contrasta con las limitaciones del PIB al ofrecer un panorama más completo del desarrollo humano. Por ende, el artículo aboga por un nuevo paradigma económico que trascienda el enfoque tradicional del PIB y busque una comprensión más exhaustiva y sostenible del bienestar humano, adaptándose a los desafíos y oportunidades del siglo XXI.
En los últimos veinticinco años –de 1996 hasta 2021–, una serie de hechos han marcado la evolución de la economía: desde las transformaciones vinculadas a las nuevas tecnologías de la información y comunicación hasta la pandemia de la COVID-19, pasando, entre otros hechos, por la crisis financiera y económica de la segunda mitad de la primera década del siglo XXI. En este artículo nos preguntamos cuál ha sido el impacto de los hechos sucedidos en los últimos veinticinco años en la enseñanza de la economía, si esta también ha evolucionado con la realidad económica o no, lo que ha dado lugar a un mismatching entre la economía y la realidad económica y social. Para analizarlo, en el primer apartado, nos aproximaremos a la misión social del «economista» en tanto que formador de colectivos muy diversos y, en el segundo, reflexionaremos sobre la evolución de la enseñanza de la economía en la Universidad. El análisis nos lleva a concluir que, aunque la enseñanza de la economía ha ido variando a lo largo del tiempo, esta no ha experimentado cambios sustanciales en las últimas décadas. La falta de diversidad de pensamiento en los currículos de economía se une a una falta de diversidad entre pensadores y profesionales destacados, lo que se traduce a menudo tanto en una visión incompleta para explicar la compleja realidad económica como en una interacción con otras disciplinas, especialmente de las ciencias sociales.
En el veinticinco aniversario del nacimiento de la Universitat Oberta de Catalunya y de sus Estudios de Economía y Empresa, un grupo de profesores del ámbito del turismo de la institución reflexionan sobre la situación actual del sector, en un momento clave. Por un lado, aportan sus ideas sobre cuál ha sido la evolución del turismo en los últimos veinticinco años y cuáles han sido los elementos, los factores clave que han condicionado esta evolución hasta la fecha. Por otra parte, a partir de la crisis generada por los efectos de la pandemia, deliberan también sobre la crisis generada por los efectos de la pandemia para identificar posibles escenarios de futuro y los factores clave que pueden condicionarlo.
Con motivo de la celebración de los veinticinco años de la creación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), las autoras aprovechan para reflexionar sobre la evolución reciente del mercado de trabajo en España y sus relaciones laborales, así como sus retos de futuro. Un periodo que se inicia con una larga fase de expansión de la economía española y finaliza con la irrupción de la pandemia ocasionada por la COVID-19. En medio, acontecimientos con un relevante efecto económico y laboral como: i) la deslocalización que ha acompañado a la globalización, ii) los movimientos migratorios que nos han convertido en un país de acogida, iii) el violento impacto que supuso la Gran Recesión iniciada en 2008 y iv) la Gran Pandemia de 2020, así como v) el proceso de transformación tecnológica y digital en el que estamos inmersos. Con todo ello, el artículo no tiene vocación de pasado y se detiene en el análisis de dos grandes retos. La calidad del empleo, un desafío presente estos últimos veinticinco años y que, lejos de resolverse, se ha vuelto más urgente. Y su digitalización, la gran prueba de la economía y sociedad española que puede suponer un punto de inflexión en nuestra estructura del empleo.
Este artículo analiza la conexión que ha realizado la economía científica entre el desarrollo económico y la sostenibilidad social. Partiendo de la idea clásica del valor en el capitalismo, el artículo revisa las principales aportaciones que la economía clásica, neoclásica, heterodoxa y las síntesis modernas han efectuado sobre la posibilidad de un desarrollo económico socialmente sostenible. A partir de esta revisión, se llega a la necesidad de construir una nueva economía del valor sostenible y se analizan sus principales dimensiones, en especial el papel que deberían jugar las empresas, los mercados y el gobierno. En la investigación sobre el encaje entre las nuevas formas sostenibles de generar valor y los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), los resultados obtenidos son desfavorables. Los ODS deben modificar sustancialmente su aproximación y metodología para poder avanzar hacia un valor económico más socialmente sostenible.