La digitalización (acción por la cual procesos, procedimientos y objetos analógicos se convierten al formato digital) puede conducir a la transformación interna de los modelos de negocio, estrategias, procesos y procedimientos de las compañías, lo que generalmente llamamos transformación digital.
Esta transformación digital, o la capacidad para llevarla a cabo, podría considerarse una ventaja competitiva. Si tomamos como ejemplo el sector bancario y, dentro del mismo, diferenciamos los actores puramente digitales y los comparamos con los actores tradicionales, podríamos concluir que la ventaja competitiva no consiste solo en la digitalización y la transformación digital de los primeros, sino en un posicionamiento mucho más amplio que abarca la actitud de la compañía hacia la innovación –lo que se denomina orientación a la innovación–, de la que uno de sus resultados sería, por ejemplo, la digitalización y la consiguiente transformación digital.
Este artículo tiene por objetivo identificar las características clave de los actores puramente digitales cuando se los compara con sus competidores tradicionales en relación a la orientación a la innovación y qué características diferenciales los han ayudado a conseguir ese nivel de digitalización y de transformación digital –entendidas como resultado de dicha orientación a la innovación– de manera exitosa.
El desarrollo de la electrónica, las telecomunicaciones y la computación durante el siglo XX constituye una de las revoluciones más rápidas y transformadoras de la historia de la humanidad. Comparada con las sucesivas revoluciones en el avance de la sociedad desde la prehistoria, crea un nuevo paradigma de progreso que continúa siendo difícil de asimilar. Los tiempos que transcurren entre los hallazgos científicos, su plasmación en productos o servicios y la comprensión de estos por parte de la sociedad son cada vez más cortos y exigentes. Comprender cómo la innovación, no solo tecnológica, sino también global, se traduce en una transformación real de la sociedad, de sus procesos y de la manera en cómo la afrontan las personas precisa de la coordinación de todos los actores sociales para conseguir un progreso económico y social equitativo y sostenible.
Este artículo contextualiza y explora las claves en la relación entre la innovación –entendida como un proceso complejo–, la transformación –que hoy en día es digital– y la transferencia del conocimiento necesaria para que la primera se convierta realmente en un elemento transformador de la sociedad.
En muchas ocasiones, cuando se mencionan las palabras innovar o innovación se produce una sensación de miedo, temor o rechazo, intuyendo que aquello no va con nosotros a causa de una supuesta incapacidad para hacerlo, o bien porque es cosa «de ellos» (centros de investigación, empresas desarrolladas, universidades, etc.), sin tener en cuenta que, muy probablemente, a menudo estamos innovando en nuestro día a día y la mayoría de las veces sin darnos cuenta. Por lo tanto, si reflexionamos un momento comprobaremos que todos, de una forma o de otra, innovamos para adaptarnos a las circunstancias vitales.
Recordemos que innovar es «introducir algo nuevo (en una cosa)», y como sinónimos posibles tenemos alterar, cambiar, modernizar y modificar. Entonces: ¿hay alguna organización en la sociedad o alguna persona que no haya llevado a cabo (de forma voluntaria o no) alguna de estas acciones?
La metodología para culminar las innovaciones es tan variada y extensa como innovadores pueda haber, pero aquí se propondrá una partiendo de una visión interna (inside view) y externa (outside view) de quién tiene que innovar y del resultado de las cuales puede surgir un cambio, alteración o modificación que acabe convirtiéndose en el que todos hacemos y tendríamos que seguir haciendo: una innovación.
La falta de consenso sobre la definición de innovación podría dar lugar a diferentes interpretaciones que afectan a la comprensión y relevancia de la innovación en la empresa. La estrategia empresarial necesita innovación porque la innovación es un elemento clave que claramente mejora el rendimiento cuando se aplica. Hasta tres cuartas partes del desarrollo de la productividad en la industria europea pueden atribuirse a la innovación, y las empresas que aplican la innovación en sus estrategias muestran mejores resultados. La innovación es un pilar fundamental de la estrategia empresarial; no es solo un proyecto tecnológico, es una cultura, una mentalidad, una herramienta que aporta valor competitivo a la empresa y valor añadido a los clientes.
La innovación empresarial necesita su propia estrategia para estar preparada para la sostenibilidad y la competitividad de la empresa. La estrategia de innovación es un conjunto de acciones que impulsan todos los procedimientos y directrices de una organización para generar y gestionar innovaciones que permitan alcanzar los objetivos empresariales. Implica planificar, priorizar y desarrollar los tipos adecuados de innovación (tecnológica o no), garantizando los recursos, conocimientos, capacidades y estructura organizativa apropiados, entre otros. Es importante no gestionar una estrategia de innovación de forma aislada o independiente del resto de las funciones de la empresa. La estrategia de innovación debe basarse en la estrategia corporativa y entenderse como un componente integral de la gestión empresarial estratégica a largo plazo. Con la estrategia de innovación, una empresa puede controlar y gestionar la generación de innovación, aunque pocas empresas tienen una estrategia de innovación clara.
Es positivo incorporar la estrategia de innovación a la estrategia empresarial para estar mejor posicionados para competir en términos de diferenciación, productividad y crecimiento económico, y obtener mejores resultados financieros. Este Trabajo Final del Máster Universitario en Innovación y Transformación Digital, analiza diferentes estrategias de innovación y sus posibles factores influyentes.
La tendencia de las (nuevas) formas de trabajar en España a partir de la pandemia de la COVID-19 evidencian el despliegue de una flexibilidad organizativa muy amplia para hacer frente a cualquier entorno. Se pone el foco en una organización por proyectos, en la salud integral de los trabajadores, en la implantación de sistemas para hacer seguimiento del rendimiento y en dos tareas pendientes, la innovación y la digitalización. El artículo presenta un estudio realizado por la Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas (AEDIPE), durante el último trimestre de 2021 y el primero de 2022, que recoge la opinión de 527 personas en dirección general y dirección de recursos humanos de las principales empresas españolas. Los resultados muestran ocho ideas principales que posibilitarán a las empresas desarrollar la flexibilidad y la reorganización para su estabilidad. 1) Más del 35 % de los trabajadores consolidarán la realización de teletrabajo a tiempo parcial. 2) Las empresas buscan herramientas de seguimiento del rendimiento que les den soporte para el control y la confianza. 3) El bienestar de las personas trabajadoras es el protagonista de la era pos-COVID-19. 4) La innovación y la digitalización siguen siendo las asignaturas pendientes. 5) Existen diferencias significativas entre las grandes y las pequeñas empresas en su estrategia para afrontar este nuevo contexto. 6) Los espacios de trabajo tienden a ser colaborativos y sostenibles. 7) La gestión por proyectos desplaza a la gestión por departamentos. Y 8) el reclutamiento y la selección preocupan cada vez más a los profesionales de recursos humanos.
Con motivo del veinticinco aniversario de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, las profesoras Pacheco-Bernal y Jiménez-Zarco reflexionan sobre el modo en que la tecnología ha influido en las disciplinas del marketing y de la investigación de mercados, tanto en lo que respecta a su evolución como a su alcance. También se presentan los retos vinculados a estas disciplinas a los que se enfrentan las organizaciones en un momento clave de transformación digital. Para el marketing, la tecnología ha supuesto un antes y un después. Conceptos básicos que actualmente determinan el core de la disciplina emergen y se consolidan a medida que la tecnología pone a nuestro alcance nuevas herramientas, dispositivos, canales e incluso entornos. El marketing pasa de circunscribirse al ámbito de las ventas a corto plazo a construir y mantener a tiempo real relaciones complejas, duraderas y con un fuerte componente emocional, entre agentes de diversa naturaleza y con diferentes intereses. Por lo que respecta a la investigación de marketing, el potencial que ha ofrecido el desarrollo de nuevas tecnologías en la comprensión de la persona consumidora, si bien no ha eclipsado la investigación de mercados más tradicional, sí ha modificado el panorama en cuanto a la calidad y cantidad de la información que obtener y respecto a la amplitud de alternativas metodológicas para la recogida de datos. En plena era digital, la integración de datos provenientes de diferentes fuentes y el uso de metodologías híbridas han de permitir al sector anticiparse a las tendencias y comprender mejor el comportamiento del mercado.
En este artículo se aborda el análisis del concepto de economía colaborativa, desde las diferentes corrientes del conocimiento. Así mismo, se proporciona una visión general de los diferentes modelos de negocio colaborativos que han existido hasta el momento y cómo ha sido su evolución a lo largo del tiempo debido a diferentes factores, entre los que se encuentran las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Si bien es cierto que estos modelos de negocio aún se encuentran en pleno proceso de consolidación, representan una gran oportunidad, tanto para usuarios que desean ver satisfechas sus necesidades de consumo, como para empresas que no solo buscan nuevas fuentes de ingreso, sino también innovación a la hora de aproximarse a sus clientes. Por último, la economía colaborativa representa un campo de investigación muy reciente y lleno de oportunidades de contribución a la ciencia y al desarrollo de nuevos modelos de negocio.
Las bases sobre las que se ha asentado el negocio financiero tradicional están siendo sacudidas por la aparición de nuevos actores que introducen nuevos modelos de negocio sustentados en las oportunidades que ofrecen los recientes avances tecnológicos. Las fintech son empresas de base tecnológica que ofrecen servicios financieros digitalmente, mediante soluciones tecnológicas y con un enfoque centrado en las necesidades y preferencias del consumidor. Ante la amenaza que supone esta disrupción en el mercado financiero, bancos y fintech están desarrollando estrategias de colaboración que aprovechan el potencial innovador de las fintech para llevarlo al gran público a través de las estructuras y carteras de la banca tradicional. Este proceso de integración no está exento de obstáculos y retos, entre los cuales destaca el cambio en la cultura empresarial de las entidades financieras tradicionales.
La evolución de las TIC e Internet muestra una clara influencia directa e indirecta en todos los ámbitos de desarrollo de los destinos turísticos, tanto en tareas internas como externas. Los destinos afrontan un nuevo ciclo de crecimiento en el que deben apoyarse, con mayor o menor intensidad, en el uso de nuevos desarrollos tecnológicos, pero también en nuevas fórmulas y estrategias de gestión y planificación. Se trata, al fin y al cabo, de abordar con garantías la necesidad de reorientarse hacia un modelo más eficiente, adaptado a los cambios de la demanda y basado en la integración de todos los elementos que conforman el destino, el turista y la población local entre ellos.
Es en este contexto en el que surge un nuevo marco de gestión en cuya base aparece la gobernanza turística y donde el uso de las TIC e Internet se presenta como pieza clave para facilitar esa transición hacia el nuevo modelo de destino turístico inteligente, basado en el conocimiento y en la participación activa de todos sus agentes, entre otros.
La evolución de las TIC e Internet muestra una clara influencia directa e indirecta en todos los ámbitos de desarrollo de los destinos turísticos, tanto en tareas internas como externas. Los destinos afrontan un nuevo ciclo de crecimiento en el que deben apoyarse, con mayor o menor intensidad, en el uso de nuevos desarrollos tecnológicos, pero también en nuevas fórmulas y estrategias de gestión y planificación. Se trata, al fin y al cabo, de abordar con garantías la necesidad de reorientarse hacia un modelo más eficiente, adaptado a los cambios de la demanda y basado en la integración de todos los elementos que conforman el destino, el turista y la población local entre ellos.
Es en este contexto en el que surge un nuevo marco de gestión en cuya base aparece la gobernanza turística y donde el uso de las TIC e Internet se presenta como pieza clave para facilitar esa transición hacia el nuevo modelo de destino turístico inteligente, basado en el conocimiento y en la participación activa de todos sus agentes, entre otros.