La productividad ha ido desacelerando en las economías avanzadas durante varias décadas, y los incrementos potenciales de productividad actuales se encuentran entre las más bajas observadas en más de un siglo, a excepción de en tiempos de guerra. A esta desaceleración general se añade una caída en Europa en comparación con los Estados Unidos, que se intensificó después de la pandemia. Con los inicios de una masiva propagación de la inteligencia artificial (IA), sus efectos sobre la productividad aumentan las esperanzas de una nueva revolución industrial, a pesar de que las estimaciones macroeconómicas actuales parecen decepcionantes.
La reciente desaceleración es el resultado de factores duraderos pero transitorios vinculados a la crisis financiera y al retraso en el despliegue de nuevas tecnologías. Sin embargo, especialmente en el contexto del choque entre la crisis de la COVID-19 y el aumento de los precios de la energía, no se puede conseguir una recuperación de la productividad sin políticas que faciliten la reasignación de factores de producción, la adopción efectiva de tecnologías relacionadas con la IA y la transición energética. Una reforma de las instituciones europeas parece esencial para animar a las empresas a asumir más riesgos y lograr medidas críticas, especialmente en el sector digital.
Si la productividad no se acelera en la próxima década, se plantearán grandes dificultades para financiar grandes retos como la transición climática, el envejecimiento de la población y el desapalancamiento. Entonces será difícil responder a las expectativas de mejoras en el poder adquisitivo, de las cuales las mejoras de productividad siguen siendo la única fuente de financiación sostenible a media plazo.
Este artículo examina varias perspectivas económicas y sociopolíticas sobre la reducción de la jornada laboral en el contexto actual. Se analizan seis enfoques principales: la elección renta-ocio de la economía neoclásica, el conflicto distributivo de la economía política marxista, la optimización de los procesos productivos, la centralidad del trabajo reproductivo de la economía feminista, las consideraciones ecológicas, y las teorías poslaborales. El artículo muestra como estas perspectivas, a menudo complementarias, pero a veces contradictorias, ofrecen una visión compleja y multifacética de la cuestión. Se concluye que la confluencia de factores como los cambios tecnológicos, las preocupaciones ambientales, y las nuevas concepciones del trabajo están impulsando un debate renovado sobre la reducción de la jornada laboral, planteando retos y oportunidades para la transformación de la organización del trabajo en la sociedad contemporánea.
La evolución de la duración de la jornada laboral es uno de los determinantes de la contribución del factor trabajo al crecimiento del producto de la economía. La propuesta de reducción de la jornada laboral sin modificar el salario en un contexto de digitalización de la economía, aumento de la productividad y necesidad de mejorar la conciliación del trabajo y la vida personal ha suscitado un gran interés en el análisis de la evolución que han seguido las horas trabajadas por ocupado en España, así como las perspectivas de que, en un futuro, se mantenga el perfil moderadamente decreciente que esta variable ha mostrado en las últimas cuatro décadas.
La reducción de la jornada laboral media1 en España entre 1987 y 2023 (de 37 a 30,9 horas semanales) refleja un conjunto de cambios estructurales de la economía en ese período, como el aumento del peso del sector servicios o el empuje de la parcialidad. La pandemia intensificó el descenso de la jornada laboral media, aunque posteriormente ha ido recuperándose hasta retomar la tendencia de suave caída que venía siguiendo antes de esta. En promedio, las jornadas laborales son ahora inferiores alrededor de una hora que antes de la crisis sanitaria, si bien se aprecian diferencias entre ramas. De cara al futuro, factores como el envejecimiento demográfico, el peso creciente de las ramas de servicios y la tendencia al aumento de la tasa de parcialidad sugieren que podría prolongarse la tendencia descendiente en las horas por ocupado.
La automatización es el proceso de sustitución de trabajo humano por máquinas, y tiene el objetivo de hacer más eficientes determinadas tareas de los puestos de trabajo. Este artículo revisa los efectos del vínculo entre la automatización y la inteligencia artificial (IA) sobre el trabajo de las personas. En principio, la mejora constante de la IA y su uso cada vez más amplio han favorecido la automatización de un número cada vez mayor de tareas, en particular, las no rutinarias, que tradicionalmente solo podían ser realizadas por personas. Esto ha hecho que muchos empleos, tanto de baja como de alta calificación, y muchos trabajadores se hayan visto amenazados de ser reemplazados, y han perdido la carrera con la tecnología. Sin embargo, una revisión de los efectos, llevada a cabo en relación con las habilidades, los empleos y los trabajadores, nos señala que la automatización todavía está centrada en reemplazar tareas y empleos rutinarios y de baja cualificación. Si la automatización y la IA son capaces de impulsar la eficiencia hasta el punto de que se creen más y mejores puestos de trabajo, y si los trabajadores adquieren las habilidades para interactuar con la IA, también es posible un futuro de trabajo de entendimiento entre personas y máquinas.
A partir del estudio de las anteriores revoluciones industriales, sabemos que las consecuencias de las innovaciones tecnológicas sobre la ocupación dependen fundamentalmente del grado de complementariedad de las nuevas tecnologías con los trabajadores. Hasta ahora, esta complementariedad ha beneficiado claramente a los trabajadores más cualificados (skill-biased technological change), pero en el contexto actual los recientes desarrollos de la inteligencia artificial generativa podrían hacer cambiar esta situación. Este artículo tiene como objetivo presentar brevemente cuál es el estado actual de la cuestión sobre este tema a partir de la revisión bibliográfica de trabajos académicos recientes. La principal conclusión obtenida es que la evidencia existente actualmente sobre los efectos de la inteligencia artificial sobre la ocupación no muestra ningún cambio significativo en relación con cambios tecnológicos anteriores. Sin embargo, si las tecnologías basadas en la inteligencia artificial siguen desarrollándose y adaptándose a nuevas tareas, cabe esperar que su efecto sea mucho más disruptivo, a pesar de que hoy por hoy es demasiado pronto para poder observarlo. En todo caso, es imprescindible que los sistemas educativos tengan la flexibilidad necesaria para poder hacer frente a estos cambios y poder responder de forma adecuada a las nuevas necesidades del mercado de trabajo.
Oikonomics, la revista de economía, empresa y sociedad de la UOC, organizó el 19 de junio de 2024 un acto de presentación, del que adjuntamos un vídeo, de una edición muy especial como es la de su décimo cumpleaños. Por este motivo, la publicación dedica un monográfico al análisis del bienestar desde una visión holística. Una visión que, por un lado, aborda el análisis de los retos actuales que se plantea la sociedad del bienestar entendida como un sistema por el cual la administración pública garantiza a la ciudadanía un conjunto de servicios sociales básicos, principalmente, en materia sanitaria, educativa, de pensiones, de paro, vivienda… para mejorar sus condiciones de vida y promover la igualdad de oportunidades de realización personal. Y, por otro lado, incorpora también elementos de reflexión respecto al bienestar personal con aproximaciones al estudio de las fortalezas humanas y la felicidad.
Este monográfico de Oikonomics, por lo tanto, muestra el bienestar como un concepto amplio para examinar cómo la soberanía personal, el bienestar colectivo, el estado del bienestar, la educación pública, la salud, la sostenibilidad del sistema de pensiones y la conciencia fiscal interactúan para configurar la calidad de vida de la ciudadanía. En este acto organizado en el Colegio de Economistas, se aborda este análisis desde tres ámbitos: la soberanía personal, el papel que juega el sector público en la construcción de la sociedad del bienestar y la sostenibilidad de las finanzas que permiten financiarlo. Cuestiones sobre las que se plantean profundos interrogantes y retos de futuro para identificar y corregir los posibles ajustes que haya que hacer para disponer de un estado del bienestar justo y eficiente.
Moderados por el coordinador del monográfico, el profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, Fernando Álvarez, estas cuestiones son abordadas por tres autores de los artículos que configuran esta edición especial de Oikonomics: el catedrático de Economía de la Universitat de Barcelona, Alejandro Esteller; la profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, Gemma Segura y la profesora colaboradora también de la UOC, Laura López. Para la conmemoración del cumpleaños de Oikonomics participaron también en este acto, la rectora de la UOC, Àngels Fitó; la vicerrectora, Mª Jesús Martínez, el director de los Estudios de Economía y Empresa, Xavier Baraza, y el director de Oikonomics, Joan Miquel Gomis.
Los individuos, como seres egoístas, tienen incentivos a no cumplir de manera voluntaria con el pago de impuestos. Esa baja predisposición difiere entre países o, dentro de un país, entre individuos. Dados los costes sociales que supone el incumplimiento fiscal, encontrar mecanismos que puedan mejorar esa predisposición, esto es, que, sin la necesidad de mecanismos coercitivos, mejoren la «moral impositiva» es un aspecto clave para la efectividad, eficiencia y equidad de nuestro sistema fiscal. En este artículo, se discuten estas cuestiones y se proponen diversos mecanismos para fomentar la moral impositiva, el nivel de la cual no necesariamente queda bien reflejado en las encuestas que suelen hacerse sobre este tema.
Las mujeres han sido invisibles en la medicina, puesto que han estado ausentes del objeto de la investigación biomédica hasta el siglo XX. Hasta la última década del siglo XX, la salud de la mujer se había estudiado y evaluado solo en relación con la salud reproductiva y en torno al embarazo y al parto. No fue hasta los años noventa cuando se empezó a incluir a la mujer en algunos estudios científicos, pero sin considerar sus condiciones de vida y trabajo y su carga psicosocial, claves en la salud. Es importante destacar que las mujeres son bioacumuladores de sustancias tóxicas que afectan a su salud, la de sus descendientes y la de los hijos de estos, tres generaciones en total.
En la búsqueda constante de una vida más plena y satisfactoria, el ser humano ha descubierto que uno de los caminos más efectivos es a través de la vida en comunidad. La vida en comunidad es mucho más que simplemente habitar un mismo espacio físico. Implica un compromiso compartido hacia el bienestar colectivo, donde cada individuo encuentra no solo apoyo emocional, sino también oportunidades para crecer y desarrollarse plenamente. En este artículo exploraremos cómo la interacción social, la colaboración y el sentido de pertenencia a un grupo pueden influir de manera significativa en nuestra calidad de vida y felicidad, centrando nuestra atención en un modelo particular: el cohousing.
A partir de lo que aporta la psicología positiva, la autora considera que el bienestar personal es una combinación entre el cultivo positivo y responsable de los propios pensamientos, emociones y acciones, de las relaciones que mantenemos con las otras personas y el sentido que le damos a nuestra propia existencia.
El artículo proporciona la comprensión de todos estos ámbitos y cómo contribuyen al estado general de bienestar personal, desde el convencimiento de que la responsabilidad de este bienestar es una decisión personal y nos corresponde a cada uno de nosotros darnos cuenta de su importancia.