La exclusión financiera, a la vez que produce mayor exclusión social y pobreza, está contribuyendo a la aparición de nuevas formas organizativas en finanzas, bancarias y no bancarias, basadas en la ética y la solidaridad, que favorecen la inclusión entre los colectivos más marginados. La banca ética y los bancos de proximidad, entre los que se incluyen las cooperativas de crédito, ofrecen una alternativa a la banca convencional y cada vez tienen mayor acogida. Por otra parte, la propia sociedad civil está liderando un movimiento que ha propuesto nuevas iniciativas de finanzas éticas y solidarias no bancarias, como las cooperativas de servicios financieros, las cooperativas integrales, las finanzas colaborativas, las comunidades autofinanciadas, los bancos de tiempo, las monedas sociales y los bancos comunitarios de desarrollo, entre otras. El presente trabajo analiza los principales aspectos derivados de estos procesos de cambio a nivel mundial y destaca los posibles riesgos que puede tener el uso de estos instrumentos de financiación por parte de las grandes corporaciones financieras y no financieras a través de las nuevas aplicaciones informáticas en las finanzas, o fintech. Las finanzas éticas y solidarias se han convertido en un instrumento apropiado para la inclusión, pero no dejan de existir ciertos riesgos que habrá que tener en cuenta.
En la medida en que siempre han habido problemas sociales a los que dar respuesta y soluciones, ha existido emprendimiento social. En los últimos años se han desarrollado nuevas formas empresariales que ofrecen una respuesta a retos sociales y medioambientales que combinan aspectos de las entidades no lucrativas con otros de las empresas lucrativas. Por un lado, en este artículo definimos el emprendimiento social, en el sentido de que tiene unas características y unas necesidades específicas y diferenciadas del emprendimiento convencional. Ello ha permitido el desarrollo de un mercado de financiación específico que intenta dar una respuesta adecuada a las distintas tipologías de entidades que operan en este campo. Y por el otro, presentamos los modelos de financiación para iniciativas sociales y en qué casos y situaciones son más adecuados unos que otros.
Todas las formas de organización social que han existido lo largo de la historia de la humanidad han satisfecho las necesidades de sus integrantes de diferente manera. Es decir, han dado respuesta a las tres cuestiones esenciales que se plantea la ciencia económica: «¿qué producir?», «¿cómo producir?» y «¿para quién producir?». Pero el único rasgo que han compartido todas ellas es que la unidad básica de producción de los bienes y servicios es la empresa. Por tanto, la manera en que se toman las decisiones dentro de las empresas, el juego de poder que determina qué intereses se priorizan en cada momento, resulta clave para entender cómo se da respuesta a estas tres cuestiones antes mencionadas. Cuando se plantea la necesidad de un cambio hacia una economía que ponga las personas en primer lugar, lo que nos tendríamos que plantear es si hay otra manera de hacer empresa. Con ese objetivo, en este artículo se hace una revisión de las formas empresariales llamadas «críticas», que se basan en el cuestionamiento del principio capitalista según el cual el principal objetivo de las empresas tiene que ser generar cuánto más dinero mejor. Revisaremos y compararemos qué son y cómo surgen estas formas empresariales críticas: desde las cooperativas, pasando por las sociedades laborales, las B Corp y la economía del bien común.
En las últimas décadas han surgido experiencias de monedas sociales y complementarias (MSC), medios de intercambio distintos del dinero de curso legal, con el fin de impulsar transacciones dentro del mercado. Su uso se justifica desde el punto de vista de la propia definición del dinero como acuerdo o ley dentro de una comunidad. Las MSC se clasifican en seis categorías distintas: las respaldadas con monedas oficiales (que optimizan la circulación de la moneda oficial al retenerla); las respaldadas con otros bienes y/o servicios (que inyectan liquidez en la comunidad); las emitidas por la autoridad pública (que circulan ampliamente por ser válidas en el pago de impuestos); las de confianza mutua (cuyos socios tienen saldos positivos o negativos, como derecho a pedir el valor equivalente de bienes o servicios, o como obligación a ofrecerlo); las emitidas como crédito bancario (que tienen efectos contracíclicos y permiten actividades económicas estables), y las FIAT (que nacen sin ningún respaldo y necesitan ser gestionadas cautelosamente para evitar acumulaciones que lleven a la hiperinflación). Es necesario estudiar las ventajas y desventajas de cada modelo antes de elegir el más apropiado.
Proyecto final del grado en Administración y Dirección de Empresas de la Universitat Oberta de Catalunya, para el que se ha elaborado un plan de empresa siguiendo las directrices de la asignatura.
¡Eo! (Estamos aquí) es un marketplace inmobiliario que pone en contacto a emprendedores y empresarios con inquilinos de locales comerciales para testear una idea de negocio o exhibir un producto durante un tiempo determinado en un espacio físico. Este puede variar desde pocas horas para la presentación de una marca o de un producto hasta unos meses o incluso un año, dependiendo de la estrategia de la empresa. Este proyecto nace con la idea de atender las necesidades de empresarios y emprendedores, que quieren exhibir sus productos innovadores y no tienen dinero para disponer de un espacio o un local comercial. Para atender estas necesidades, la empresa ofrece tarifas más ajustadas que su competencia mediante la productividad que se gana gracias a su plataforma en línea y externalizando todos los procesos que no son el core business de la empresa. De esta manera, se pueden dedicar a proporcionar un servicio innovador y de calidad que pone al cliente en el centro del negocio. Es también muy importante el servicio de asesoramiento que la empresa proporcionará en diversas áreas, y que servirá para apoyar en todo momento a emprendedores que quieren sacar adelante una idea de negocio pero que no tienen demasiado claro cómo hacerlo.
La economía, tal como se enseña actualmente en la mayor parte de las universidades del mundo, es objeto de controversia. La formación económica que se recibe en las facultades y escuelas superiores es cuestionada desde determinados grupos de estudiantes y profesores. La crítica que se efectúa se ha intensificado con la crisis, pero ya se habían producido diversos brotes de protesta con anterioridad.
El sistema es cíclico, las crisis son inevitables y no son cosa del pasado, como el pensamiento dominante en economía había llegado a creer e infundir. La economía neoclásica, al desenvolverse con modelos de equilibrio, no es capaz de entender los procesos dinámicos de la economía, por lo que sus insuficiencias no se deben solamente a la incapacidad de predecir una crisis, sino también la de proporcionar las herramientas necesarias para la comprensión del funcionamiento de la economía.
La economía neoclásica no debe ser la única teoría actualmente en vigor, lo que no quiere decir que no se estudie el modelo IS/LM, pero hay que poner de manifiesto sus limitaciones, restricciones, además de que, como modelo de equilibrio, no responde a lo que sucede en la realidad, que es el desequilibrio y la vulnerabilidad. Por esto es necesario tener en cuenta otras aportaciones, como la marxista, keynesiana, schumpeteriana, institucionalista y poskeynesiana.
En esta entrevista, Elisenda Paluzie analiza los orígenes del denominado movimiento Post-Crash en Cataluña y cuáles han sido los efectos sobre una institución referente como la que dirige: la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona (UB). Paluzie considera que este movimiento crítico iniciado tras el inicio de la última crisis económica se fundamenta básicamente en la falta de pluralidad en la enseñanza a partir de tres elementos: el teórico, el metodológico y el interdisciplinario. En este texto comenta cómo son tratados estos tres factores en su facultad y concluye la necesidad de evolucionar en la docencia en la economía. En este sentido destaca el proyecto The core Project, una iniciativa que tiene por objeto replantear la enseñanza de la economía con nuevos manuales, ya que considera que los dominantes actualmente siguen planteando las cuestiones como si los últimos veinte años no hubieran existido.
La economía es la única disciplina académica que cada día tiene más estudiantes en rebeldía por estar en contra de los contenidos que se ofrecen en las universidades. Lo que pretendemos con este artículo es mostrar el alcance del problema que hay detrás de este descontento, abordando con más detenimiento algunas de sus dimensiones. En primer lugar, se define el estado actual de la disciplina económica como una monocultura basada en los tres principios axiomáticos de la economía neoclásica y se discute el problema de la monocultura desde el debate epistemológico de fondo. En segundo lugar, se muestra la falta de pluralismo en los actuales planes de estudio mediante los resultados de los análisis hechos por distintos colectivos para los casos de las universidades del Reino Unido, Francia y España. En tercer lugar, se presenta el pluralismo de teorías, de disciplinas y de metodologías como estrategia para romper con la monocultura neoclásica y mejorar la formación de los estudiantes de economía. El artículo concluye poniendo de relieve que el pluralismo en la enseñanza de la economía es una necesidad no solo para los estudiantes, sino también para la academia, el mundo de los negocios y la sociedad en general.
Este artículo analiza cómo el advenimiento de la tercera revolución industrial, la economía del conocimiento, transforma el paradigma científico de la economía y, en consecuencia, plantea nuevos retos para el análisis y la docencia de este campo del saber. Enlazando con la historia del pensamiento económico, el artículo saca dos conclusiones principales. En primer lugar, se plantea la necesidad de articular nuevas funciones de comportamiento y nuevas métricas de la economía. En concreto, se sugiere la necesidad de avanzar desde el comportamiento individual hacia el comportamiento colectivo, de la transacción monetaria al intercambio de conocimiento, de la competencia oligopolística a la red de negocios, de la empresa económica a la empresa social, y de la economía nacional, internacional y mundial hacia la economía global. En segundo lugar, también se sugieren nuevas aproximaciones para la docencia económica. En concreto, recuperar todas las ramas del pensamiento económico, más allá de la economía neoclásica, y reconfigurar la organización de la educación de la economía hacia una red interdisciplinaria de conocimiento transversal para resolver problemas.