Desde una perspectiva a veces autobiográfica, otras mediante momentos clave en la disciplina, el artículo reflexiona sobre la historia de la despluralización de la economía. Lo hace mediante un viaje a través de tres ciudades y tres décadas diferentes en la enseñanza de la economía y contando cinco historias.
La economía es la única disciplina académica que cada día tiene más estudiantes en rebeldía por estar en contra de los contenidos que se ofrecen en las universidades. Lo que pretendemos con este artículo es mostrar el alcance del problema que hay detrás de este descontento, abordando con más detenimiento algunas de sus dimensiones. En primer lugar, se define el estado actual de la disciplina económica como una monocultura basada en los tres principios axiomáticos de la economía neoclásica y se discute el problema de la monocultura desde el debate epistemológico de fondo. En segundo lugar, se muestra la falta de pluralismo en los actuales planes de estudio mediante los resultados de los análisis hechos por distintos colectivos para los casos de las universidades del Reino Unido, Francia y España. En tercer lugar, se presenta el pluralismo de teorías, de disciplinas y de metodologías como estrategia para romper con la monocultura neoclásica y mejorar la formación de los estudiantes de economía. El artículo concluye poniendo de relieve que el pluralismo en la enseñanza de la economía es una necesidad no solo para los estudiantes, sino también para la academia, el mundo de los negocios y la sociedad en general.
Las marcas de distribuidor (MdD) se han convertido en un «fenómeno social y económico», especialmente en el contexto de la distribución con base alimentaria. Si bien es cierto que la crisis económica ha sido uno de los elementos que ha permitido el éxito de este tipo de marca, los minoristas han sido capaces de desarrollar enseñas con un elevado valor para el consumidor, lo que ha permitido que se hayan posicionado al mismo nivel que muchas de las marcas de fabricante tradicionales. Esto ha causado que muchos minoristas hayan optado por darle mayor protagonismo a su marca propia en detrimento de las marcas nacionales, de modo que la MdD se ha convertido en su principal «arma competitiva» frente a los fabricantes de las marcas nacionales más tradicionales. En este artículo se analiza el papel que la MdD juega en los surtidos de las cadenas de distribución alimentaria y hasta qué punto la apuesta por la marca propia que muchas cadenas han realizado puede ser perjudicial para los intereses del minorista.
¿Cuántas empresas planifican estratégicamente su futuro basándose en meras percepciones de sus clientes? ¿Cuántas de ellas creen conocer sus valores competitivos pero no saben en qué medida lo son? Quizá conozcan la satisfacción de los clientes, pero ¿cuántas conocen los factores que más contribuyen a esa satisfacción?
La Asociación Maratlón, promotora del evento deportivo Triathlon Vitoria-Gasteiz, consideraba clave obtener indicadores y resultados objetivos sobre la satisfacción de los participantes y conocer el posicionamiento de la marca para establecer planes de acción en el planteamiento estratégico global del evento, basados en datos fiables y no en meras percepciones.
Por este motivo, se realizó un estudio de satisfacción y posicionamiento del Triathlon Vitoria-Gasteiz, que se presenta como trabajo final de grado de Marketing e Investigación de Mercados1 y cuya síntesis se expone a continuación, planteado en tres fases principales: un estudio de gabinete para determinar las fuentes de información primarias y secundarias y una segunda fase exploratoria basada en un análisis cualitativo para identificar las variables clave que facilitaran el posterior diseño de la tercera fase, un cuestionario ad hoc en línea enviado a los triatletas participantes.
Esta última fase cuantitativa, en la que los resultados se obtienen mediante análisis bivariable y multivariable, constituye la etapa concluyente del estudio. La interpretación estadística de los resultados proporciona datos objetivos tanto para establecer líneas de actuación estratégicas para la marca como para mejorar la satisfacción de todos los grupos de interés: patrocinadores, triatletas, acompañantes y ciudadanos.
La seguridad vial (road traffic safety –RTS–) es una preocupación global. Se estima que cada año, en las vías públicas del mundo, alrededor de 1,3 millones de personas fallecen y entre 20 y 50 millones sufren lesiones, y que esta cifra aumenta. En este sentido, la Norma ISO 39001, que se analiza en el presente artículo, suministra una herramienta que permite ayudar a las organizaciones a reducir, y en última instancia eliminar, la incidencia y riesgo de las muertes y heridas graves derivadas de los accidentes de tráfico.
La argumentación rentabilista de la gestión de la prevención de riesgos laborales supone una búsqueda del consenso y el pragmatismo entre los empresarios y los gestores de la prevención. La falta de experiencias en el uso de indicadores socioeconómicos preventivos, ya que esto por diferentes motivos no ha impregnado en los técnicos en prevención de riesgos, ocasiona temor y desconocimiento para decidirse a implementar este ámbito de la gestión y, por lo tanto, resulta complicado buscar paralelismos acerca de los datos registrados. Ello deja la gestión preventiva en un segundo plano frente al resto de las áreas de gestión en la mayoría de las organizaciones. El cálculo de costes de la accidentalidad en las empresas es un buen campo para comenzar a implementar la necesaria integración del análisis coste-beneficio de la seguridad y salud laboral en la gestión habitual de estas.
El bienestar psicológico de los trabajadores deriva de un adecuado equilibrio entre, por un lado, los retos motivadores y los obstáculos a los que hacen frente y, por otro, los recursos laborales y personales con los que cuentan para superarlos. Los directivos o mandos están en una posición privilegiada para hacer posible este equilibrio, a través de su comportamiento diario, que se demuestra en su estilo directivo. Los estilos directivos pueden ordenarse según su impacto sobre el estrés laboral, de más negativo a más positivo: estilo abusivo, pasivo, transaccional y transformacional. El artículo explica las vías por las que los mandos pueden incidir en el bienestar psicosocial de los trabajadores y el papel concreto de cada uno de los estilos de liderazgo. Finalmente, concluye dando responsabilidad para desarrollar los estilos de liderazgo más positivos no solo a los mandos individuales, sino también a las empresas e instituciones y a las entidades formadoras.
El teletrabajo supone una manera diferente de llevar a cabo el trabajo. Esto puede generar determinados problemas de salud (tecnoestrés, tecnofatiga, tecnoaddicción, etc.) y quizá evitar otros (lesiones musculoesqueléticas por manipulación de cargas, etc.). Se modifican los factores de riesgo psicosocial que pueden afectar y el papel que tienen. Aspectos como el uso casi constante de la tecnología, la modificación de las relaciones personales, etc., pueden tener una repercusión positiva o negativa. Por lo tanto, en la definición del teletrabajo han de tenerse en cuenta estrategias para prevenir estos posibles riesgos, velar por una óptima gestión del tiempo, disponer de suficientes habilidades comunicativas y de gestión de emociones y un adecuado puesto de trabajo.
El objetivo de este artículo es analizar los efectos que la crisis económica que sufre Cataluña desde el año 2008 ha provocado en las condiciones de empleo y de trabajo, con especial énfasis en los aspectos relacionados con la seguridad y la salud en el trabajo. El impacto de la crisis, aparte del que ha tenido en las personas que han perdido su trabajo, es ya perceptible en un deterioro de las condiciones de trabajo en aspectos como la jornada o la exposición a riesgos ergonómicos y psicosociales.
A pesar de que este deterioro no se ha traducido todavía en un empeoramiento demasiado significativo en los registros de accidentes de trabajo y enfermedades laborales, esto no nos puede conducir al error de pensar que en prevención la crisis no ha causado daños. Por un lado, hay que tomar con prudencia los datos de los registros públicos de siniestralidad laboral, que no permiten por ahora detectar todos los daños a la salud derivados del trabajo, y, por otro, hay que tener en cuenta que el deterioro en las condiciones de trabajo no se traduce de forma inmediata en accidentes de trabajo o enfermedades laborales. Precisamente por ello es necesario tener en cuenta que, ahora que parece que la situación económica comienza a mejorar, es urgente recuperar el terreno perdido en materia de prevención de riesgos laborales.